"LA FELICIDAD ABSOLUTA NO EXISTE, Y UNO ESCRIBE JUSTAMENTE POR ESO"

lunes, 21 de febrero de 2011

EL GÉNERO FANTÁSTICO.

¿Sabes qué obra literaria es considerada la primera novela fantástica?
El consenso es que se trata de “El diablo enamorado”, de Jacques Cazotte.
Fue escrita en 1772 y es considerada también su obra maestra.

Cazotte nació en Dijon 1719 y murió en París en 1792, y en sus obras se revela una inquietante exploración de lo sobrenatural. En realidad la literatura fantástica es un género difuso que ha ido cambiando a lo largo del tiempo, incorporando elementos de la ciencia ficción, el terror, la política, los avances tecnológicos y el infaltable toque romántico y heroico de las novelas de caballería. De hecho la literatura fantástica permite a sus autores y lectores crear mundos bastante parecidos a la realidad con la que debemos lidiar todos los días, haciendo de ella el escenario en el que podemos dar rienda suelta a nuestro heroísmo y valentía.

Muchas veces se considera que la literatura fantástica es aquélla que incluye fenómenos sobrenaturales, magia y mitología, pero esta definición no es suficiente. Los entusiastas de la ciencia ficción se parecen bastante a los enamorados de la poesía; hay clubes de fans de la literatura fantástica y la ciencia ficción, y algo similar ocurre con la poesía, pero es bastante más difícil que se agrupen en un club de férreos seguidores el ensayo, la novela romántica o algún otro género literario… aunque desde ya no se descarta que existan.

La literatura fantástica se diferencia de la literatura de terror porque su objetivo no es crear sensaciones de miedo, generalmente a lo desconocido, lo que puede dar lugar a acontecimientos monstruosos, sino introducir elementos discordantes con la realidad que producen inquietud pero persiguen una explicación racional. Sin embargo muchas veces son difíciles de diferenciar. Sus elementos son intercambiables y la legión de seguidores se identifica con ambos géneros. Otros autores románticos escribieron obras que se identifican con el género como Hoffmann y Edgar Allan Poe, incorporando el terror psicológico que abrió el camino a las investigaciones del Dr. Freud.

El siglo XX vio un florecer de la literatura fantástica a pesar de los horrores y guerras que lo caracterizaron, ya que los avances científicos permitieron introducir nuevos elementos; las explicaciones científicas a los fenómenos que habían desvelado a la Humanidad dieron un nuevo cauce a la creatividad literaria, dado que ciertos “sucesos” ya no podían amenazar el orden natural de las cosas sino que formaban parte de ella. Lovecraft, Lord Dunsany, Kafka, maestros del género, no necesitan ya explicar la morfología de sus protagonistas, pues el lector también ha evolucionado, apareciendo un nuevo elemento: la complicidad del lector, dispuesto a creer en la fantasía e introducirse sin miedo –pero sin soltarse de la mano del autor- en el mundo por descubrir.

Una literatura rica en fantasía que pocas veces es incorporada al género fantástico, es la literatura infantil en forma global. Los cuentos infantiles tradicionales son verdaderas historias de terror; en su época servían para mostrar cómo podían ser castigada la desobediencia o la transgresión y reconocer claramente la diferencia entre el bien y el mal. Hoy en día permiten encarnar los miedos de los niños y demostrarles que pueden ser desarticulados. La literatura infantil de fantasía y terror, bien elegida, tiene una función liberadora desde un objeto cotidiano y seguro: el libro. Los miedos de los niños son muy reales, y las explicaciones racionales de poco sirven frente a éstos. Como adultos lectores, sabemos bien que hay pocos remedios tan buenos como la literatura para tapizar el alma, cerrar heridas, afrontar los miedos y las dificultades con valentía y buen humor. ¿Qué te parece, en estas fiestas, regalar un buen libro de fantasía, terror o ciencia ficción?

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