"LA FELICIDAD ABSOLUTA NO EXISTE, Y UNO ESCRIBE JUSTAMENTE POR ESO"

sábado, 2 de marzo de 2013

EL DETECTIVE HAMMER. POR CARLOS RAFAEL LANDI

Tengo mis estrategias", dispara el detective privado Martín Hammer con cierto celo. Se evidencia que no quiere revelar las intimidades de su trabajo que, en el 80 por ciento de los casos, dedica a resolver situaciones de infidelidad. Su nombre cobró notoriedad cuando esta semana se supo que la Justicia platense otorgó el divorcio de un matrimonio de la ciudad de las diagonales, tras convalidar las pruebas aportadas por su desempeño como investigador: una especie vernácula del mítico Sherlock Holmes. "Es difícil que mi presa se dé cuenta de que estoy cerca", asegura orgulloso y admite que todo tipo de elementos son válidos a la hora de buscar el mejor resultado. No escatima en el momento de utilizarlos como probatorios. Hammer remarca que "el hombre todavía sigue siendo más infiel", de modo que las mayores consultas y pedidos de investigaciones provienen de ellas. En este métier, los episodios impensados están a la orden del día. "Me ha ocurrido en varias oportunidades que una mujer sospechara que su marido la engañaba con la secretaria. Sin embargo, pude descubrir que el amante era el contador", confiesa. Las relaciones extramatrimoniales con personas del mismo género ya son parte de lo cotidiano para Martín. Más aún, el matrimonio igualitario también disparó consultas sobre adulterio. Y Hammer no duda en ir en búsqueda de la confirmación. ¿En auge? Las pruebas obtenidas en las investigaciones pueden derivar en pedidos de divorcio. De todas formas, es difícil precisar si han crecido o no las separaciones por adulterio en Buenos Aires, porque también se vienen afianzando los juicios de mutuo acuerdo. Pero está claro que la infidelidad en la ciudad está "a la orden del día, en toda edad y clase social", expresa el émulo de Gadget. Hammer está acostumbrado a trabajar con varios casos al mismo tiempo. Así, se ocupa de hacer básicamente seguimientos en sitios clave: los lugares de encuentro de los amantes suelen ser moteles, pensiones y domicilios particulares, mientras que el horario más común para la trampa es "antes y después del trabajo", afirma. Si bien el caso de adulterio conocido esta semana puso al detective (y su labor) en la agenda mediática, el detective no parece ser un advenedizo se despierta y se acuesta con las investigaciones. Es cierto, el 80 por ciento son por infidelidad, pero también me dedico a casos relacionados con sectas y conducta juvenil, y a temas comerciales y crímenes". La pasión por su actividad "viene de nacimiento", asegura. Y pone de manifiesto que además es su sustento económico. A juzgar por sus palabras, el negocio tiene demanda. En este punto Hammer critica a los improvisados: "Hay muchos oportunistas que sólo quieren ganar dinero".

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