"LA FELICIDAD ABSOLUTA NO EXISTE, Y UNO ESCRIBE JUSTAMENTE POR ESO"

lunes, 19 de abril de 2010

EL MITO Y LA TRAGEDIA DE ANTÍGONA.


Antígona era una de las dos hijas del rey Edipo de Tebas, nacida de la unión oscura y trágica entre Edipo y su madre, Yocasta. Pero, a pesar de su sombrío nacimiento, el carácter de Antígona era leal y amoroso, y sus acciones eran absolutamente intachables. Después de que su padre descubriera la vergüenza de su matrimonio y tras ser expulsado de Tebas, ciego y perseguido por las vengativas Furias, Antígona fue su guía fiel mientras permaneció vagando de un país a otro durante años.

Tras el destierro de Edipo, sus hijos gemelos, Polinices y Eteocles, fueron elegidos ambos reyes de la ciudad, tras lo cual acordaron que cada uno reinaría en años alternos. Pero Eteocles, a quien le correspondió el primer periodo, no quiso dejar el trono al final del año y desterró de la ciudad a su hermano Polinices. En consecuencia, se desató una guerra terrible entre ambos por el reinado. Polinices, para evitar nuevas matanzas, propuso que la sucesión del trono se decidiera mediante un combate con su hermano. Eteocles aceptó el desafío, y en el curso de la amarga pelea que siguió se hirieron mortalmente el uno al otro. Por consiguiente, su tío Creón tomó el mando de los ejércitos y se declaró a sí mismo rey de Tebas, promulgando un edicto por el que se ordenaba que sus sobrinos muertos no podían ser enterrados. Sin recibir entierro, sus sombras deberían vagar eternamente por las orillas de la laguna Estigia. A quien desobedeciera este edicto, se le enterraría vivo como castigo.

Pero Antígona, que había amado intensamente a su hermano Polinices, sabía que la maldad que había conducido a la guerra provenía de Eteocles. Salió, pues, subrepticiamente por la noche e hizo una pira en la que colocó el cadáver de Polinices con objeto de liberar su alma en su viaje al inframundo.

Al mirar desde la ventana de su palacio, el rey Creón percibió un lejano resplandor que parecía proceder de una pira ardiente y, al ir a investigar, sorprendió a Antígona en su acto de desobediencia. Llamó a su hijo Hemón, a quien Antígona había sido prometida, y le ordenó que la enterrase viva. Hemón fingió hacer lo que le habían ordenado pero, en lugar de ello, se casó con Antígona en secreto y la envió lejos a vivir entre sus pastores. Allí nació un hijo de ambos. Así, la disposición de Antígona a morir, en lugar de traicionar a su corazón, creó vida en lugar de muerte.

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