"LA FELICIDAD ABSOLUTA NO EXISTE, Y UNO ESCRIBE JUSTAMENTE POR ESO"

viernes, 22 de febrero de 2013

LA PROFESORA DE PIANO. POR CARLOS RAFAEL LANDI

La fuerza de la costumbre alzó su voz grave levantando la inercia de la noche oscura, que estaba cayendo, fría y cruel. Había estado lloviendo todo el día en medio de un cielo gris verde que parecía asomarse desde los sombríos patios. Una orden resonó: ¡Idus de Marzo! y el pequeño cuerpo se alejó. La madera del instrumento bordeaba la fantasía del siglo XIX. Dos o tres crujidos insípidos habían sido suficientes para aquietar las notas. Las velas de la gran sala de la planta baja se multiplicaban en los elevados y brillantes espejos. La negrura de la siniestra caída de aquella noche de octubre se acercaba al solitario piano, que yacía mudo ante el terror del niño.

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