"LA FELICIDAD ABSOLUTA NO EXISTE, Y UNO ESCRIBE JUSTAMENTE POR ESO"

viernes, 28 de septiembre de 2012

ESA MUJER. Por Carlos Rafael Landi

El libro era muy bueno y el proyecto para editarlo era una interesante opción, pero no podía separar la mirada de sus piernas. Era la tercera vez que la veía por el asunto de la publicación del libro. No podía descifrar que misterios de su personalidad alteraban mi sistema nervioso en cada ocasión que la tenía adelante. Para terminar con la fascinación que me causaba su presencia decidí rechazar el proyecto cuya lectura me resultaba muy inquietante, para no volver a encontrarme con ella otra vez.

 Le escribí un mail por cierto muy cortés y afectuoso en el cual le dije que aún a pesar de lo excelente de su obra teníamos cubierta toda la programación de publicaciones hasta el año siguiente y no podíamos aceptar nuevas publicaciones. Después de escribir el mail me sentí aliviado pero experimenté una sensación de angustia al pensar que había desechado la posibilidad afectuosa de una relación con una mujer por demás atractiva . Algunos años antes hubiera aceptado correr los riesgos emocionales que esa mujer y su libro significaban.

Al otro día recibí la contestación de ella agradeciendo mi atención y asegurándome que pronto nos encontraríamos para ultimar detalles y tener todo previsto para el año siguiente.
Mi primera impresión fue de desconcierto. Empecé a dudar de lo que había escrito en el mensaje pero fui rápidamente a enviados y comprobé efectivamente que el mensaje era casi de rechazo como cuando vamos a solicitar un empleo y luego de tomarnos los datos nos dicen que cualquier cosa después nos llaman. La verdad es que me quedé intrigado e inquieto, pero decidí dejar todo como estaba.

Después sin que ella diera señales de vida durante el resto del invierno y la primavera, se presentó en mi despacho en los primeros días de enero justo cuando me iba a tomar vacaciones. En la estadía en las sierras de Córdoba seguí pensando en ella y me di cuenta que mi carácter se iba deteriorando paulatinamente como una fruta que madura y se descompone bajo el sol ardiente.

Me costaba dormir y me despertaba varias veces durante la noche y a eso de las cinco ya no me volvía a dormir, el resultado era un estado de agotamiento y somnoliencia durante todo el día. En losmomentos que estaba en vela recordaba sus piernas cruzándose y entrecruzándose del otro lado del escritorio., mientras me mostraba cada capítulo de su libro que rechacé sin motivos valederos como dejando pasar el tren que solo pasa una vez en la vida. En Marzo cambié de oficina y de horarios como una forma de olvidarme de ella, pero pronto me di cuenta que el olvido solo se produce en aquellos que nada tienen que olvidar.

Mientras tanto su imagen iba metamorfoseándose misteriosamente en el interior de mi mente hasta que sus piernas dejaron de ser sus piernas, su cuerpo esbelto dejó de ser su cuerpo y se convirtió en un libro.
Todo comenzó una tarde cuando imaginé que su pierna izquierda aparecía como una ilustración en el apéndice del libro que yo había rechazado. Durante un tiempo hojeaba las páginas en busca de otro indicio que mostrara más partes de ese cuerpo tan ansiado.

Pero, una mañana me di cuenta al buscar en las últimas páginas otro indicio que me indicaba la presencia de la mujer, su rostro hermoso dotado de una larga cabellera rubia al viento fulguraba a todo color.
En Junio viajé a París tratando de olvidarla. Una mañana de finales de la primavera parisina en las que se puede salir a disfrutar sin abrigo, me perdí callejeando y sin darme cuenta salí a la plaza de la Concorde. Me interné por Champs Elysees y buscando el cd Soleil Blue de Sylvie Vartan entré en Virgin Megastore.

 Recuerdo que levanté la vista hacia la mesa de novedades de libros en francés buscando el rótulo del libro de Millás "Lo que se de los hombrecillos" cuando vi ante mi materializada su figura en la tapa del libro "La pasión según Rita ". De golpe me olvidé de todo lo que estaba buscando y lo compré inmediatamente y sin pensar víctima de un impulso irrefrenable el cual yo siempre había criticado en los consumistas compulsivos
.
 Ahora vivo encerrado en el interior de mi cabeza pensando en ella con una obsesión que no puedo comprender todavía. A veces pienso y reniego de ese día en que apareció en mi oficina trayendo bajo el brazo su libro para publicar y se que en cada una de las teclas de la computadora en la que escribo este texto hay un guión que me es familiar y en el que está escrito mi destino y no siento apuro por leerlo. Pretendo continuar con mi locura pensando continuamente en ella.

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