"LA FELICIDAD ABSOLUTA NO EXISTE, Y UNO ESCRIBE JUSTAMENTE POR ESO"

miércoles, 15 de diciembre de 2010

EL ABRAZO. POR CARLOS LANDI.


Se abrazan. No lo saben. No saben que ocurre eso. Pero a veces se abrazan así sin saber que ocurre. Juntos se entregan al amor, no saben que la tarde expira. Tampoco se separan en el anochecer. Son dos manojos de sentimientos que se ensimisman en la simetría del otro, en el cuerpo de la otredad.

Y no conversan de amor. Nunca lo hacen. Ni cuando estaban solos ni ahora juntos. No saben que lo que sienten se trata de eso: el amor. Esa palabra no la quieren pronunciar, la callan no saben qué es, qué puede ser.

Se nota que se abrazan sin saber. Algo los mantiene unidos. atracción, un poco de ansiedad, recuerdos. Pero no tienen recuerdos, recién se conocen, sólo han pasado minutos. Algo los sujeta muy fuerte a la vida, una oleada de emoción o un poco de distancia para olvidarse de las pesadillas.

Es fuerte este sentir, es muy fuerte. Los domina, los puede, los sobrepasa. Hablan de compasión, de suavidades de la piel, de los ojos. Observan la distancia levemente. Esa distancia no la dicen.

No se atreven a más, no quieren más. No saben que se quieren, no saben de que manera se puede amar. El espacio resulta muy pequeño para dos. El sol sale desesperado.

Se despiden para siempre. No se dan cuenta. La luz del día invade la arena.

De pronto él siente la soledad, un fuerte escalofrío. El viento sopla muy leve sin fuerza.
Tendido se siente como un náufrago del amor, busca sosiego, no lo encuentra.

Esa misma noche percibe la tristeza de su dolor. Lo abrazaron. Hace poco tiempo un cuerpo abrazó el suyo con una intensidad que pudo herirlo para siempre. Se siente morir, vive momentos de dolor, de pánico, de ahogo. Un amanecer se llevaron todo. Sólo le queda un recuerdo débil que lo enciende por dentro: el abrazo.

Así comienza su calvario, una historia distinta, la del miedo a que el abrazo no vuelva a producirse nunca más. La certeza, en realidad es que el abrazo no sucederá. Ahora tiene algo terrible, algo para no tener: una certeza dolorosa. Está solo.

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